El Metaverso y las firmas

Un nuevo puente para estrechar lazos con la Generación Z

Es un mundo digital en el que la gente podrá trabajar, jugar, reunirse con sus amigos y hacer básicamente todo lo que se puede en el mundo real, pero con un casco de realidad virtual. La visión más graciosa al respecto es la película Wall-E, cuando muestra cómo los seres humanos nos convertimos en obsesivos bebedores de refrescos que no caminan, sino que se desplazan en artilugios volares con una pantalla delante. ¿Será este también nuestro futuro?

El tiempo lo dirá pero, de momento todo apunta a que sí. Son muchas ya las marcas que contemplan este mundo virtual como una suerte de puente para estrechar lazos con la Generación Z. La última ha sido H&M que, hace unos días, anunció la puesta en marcha de su primera colección digital de la mano de Masie Williams. "Las prendas digitales tienen muchas ventajas; entre ellas, no hay límites de talla ni de cuerpo, y no se generan embalajes ni tampoco hay emisiones de envíos", explica la firma. 

Ahora bien, ¿esto funciona? ¿Es rentable? 
Pues para dar respuesta voy a recordar el caso de Gucci que, hace unas temporadas, se adentró en el mundo Roblox para exponer sus creaciones digitales. Puso a la vente un bolso que se pudo adquirir a un valor de 475 robux (equivalente a 5 dólares) y fue tal la demanda que alcanzó los 74.200 robux (740 dólares).

 

¿Qué pensaría Lolo Rico 
de todo esto?

Pasamos de lo que cobra Messi, al padre de Marina, la de 'La Isla de las tentaciones', que seduce a Lydia Lozano. Todo ello mientras te llega la notificación de que La vecina rubia acaba de publicar un nuevo post. Consumimos demasiados formatos de información y con escasa exigencia. ¿Qué pensaría Lolo Rico de todo esto? Si antes nos quedábamos embobados con la caja tonta sentados en el sofá, ahora lo hacemos en cualquier parte y a todas horas.

Un estudio revela que el 90% de las personas de entre 18 y 25 años mira el móvil al levantarse. Pero lo que más me llama la atención es que ocho de cada diez lo consultan mientras ven la televisión. 

Las noticias se distribuyen prácticamente al mismo tiempo que se producen gracias a las redes sociales. Supongo que lo sabrás, pero no está demás volver a recordar que estamos ante una nueva revolución de la información. La diferencia de esta a otras, como por ejemplo la de la imprenta, es que la de la era de Instagram, Facebook, Tik Tok… es inmaterial. Es difícil medir, cuantificar y ponerle un valor a la información

Si te digo, ¿cuánto cuesta un coche? Seguro que podrías decirme un valor. Pero si te pregunto, ¿cuánto pagarías por saber qué está ocurriendo en la otra parte del mundo? Aquí se complica el asunto, pocas personas se acercarían al precio real y me atrevería a decir que la mayoría estaría muy por debajo de lo que a un corresponsal le cuesta elaborar una noticia desde Oriente Medio.

El exceso de información de las redes por parte de los ‘ciudadanos periodistas’ está fomentando la precariedad económica de los medios de comunicación, lo que implica que el periodismo se deje de hacer desde el terreno y se prescindan de corresponsales, reporteros… Al final los medios se repiten de agencias y la información es más superficial y pobre. 

De todo esto estuve hace unos días charlando en directo, a través de mi perfil de Instagram, con Enric Bayón, paparazzi que ha dado grandes exclusivas a la prensa del corazón, como el Piquetón.

“Yo les diría a los que consumen corazón que les están tomando el pelo. Ahora no hay temas robados, temas que desvelen nada…”, cuenta el paparazzi para explicar el por qué la gente ya no espera a los miércoles a ver qué sacan las revistas. “Lo que dan es una calidad de mierda, refritos de lo que se ha dado hace diez días. Es el motivo por el cual las revistas no se venden. Si no inviertes y no das calidad para estar en la vanguardia, al final vas para abajo”.

El ciudadano periodista 
y las 'fake news'

Hay quien dice que con las redes sociales el periodista y el reportero gráfico van a ser sustituidos por el ‘periodista y fotógrafo ciudadano’. Es cierto que estos últimos tienen mucho valor ya que ofrecen información a los medios de lugares donde no tienen corresponsales. Pero un medio serio siempre contrasta la información, y eso solo lo hace un periodista.

Hace unos días, charlando en directo con Phil González a través de mi perfil de Instagram Ladyaarg, el creador de la comunidad mundial de Instagramers ponía como ejemplo la noticia de la explosión que ocurrió en la Calle Toledo, en Madrid. La primera imagen que utilizaron los medios de comunicación fue un vídeo que compartió una mujer en Twitter. Gracias a ella los espectadores vivimos en tiempo real lo que sucedió. Hace años hubiéramos visto solo el destrozo que causó la explosión

“Nos hemos convertido todos un poco en reporteros, pero el oficio de periodista no desaparecerá porque nosotros, los ciudadanos, somos testigos. Y como testigos ahora tenemos una cámara y un vídeo con el que podemos testificar que ‘yo estuve allí’. Luego llega el periodista que lo monta y lo explica bien para el público”, explica Phil que acaba de publicar ‘Instagram y todos sus secretos’.

(Pincha aquí para ver la charla completa)

Ahora todos tenemos la posibilidad de estar en el lugar de los hechos, dar información en tan solo un clic y, además, esta se puede hacer viral en cuestión de segundos. De ahí la responsabilidad de los ciudadanos, por un lado, de no dar información falsa y, por otro, de no fiarse de todo lo que se diga en las redes sociales

“En Internet yo siempre dudo de todo”, dice Phil González al respecto y añade: “Las fake news no son temas realmente basados en temas periodísticos, las fake news son las que tienen intereses económicos, gente que tiene intereses comerciales, políticos o gente que le gusta hacer daño, que quiere sembrar el pánico como fue ‘La Guerra de los Mundos’ y hacer creer que con la vacuna te van a meter un chip, que la nieve es falsa… y hay gente que cae en eso. El problema no es tanto de los que se lo inventan, sino los que se lo creen”.

Todos tenemos que aprender a escoger bien los gestores de la información, es decir, a los periodistas que son los que tienen el deber ético y moral de localizar el dato más relevante y verdadero, darle un discurso y contarlo de manera objetiva.

El sonido del periodismo

Recuerdo que los primeros trabajos que entregué en la carrera los escribí en una máquina de escribir. En una Olivetti verde con una característica muesca en la letra O que le hacía parecer C. El traqueteo que se produce al pulsar las teclas aún resuenan en mi cabeza, como el sonido de los teletipos. A través de este aparato llegaban las últimas noticias (casi en tiempo real) a las redacciones. 

Después llegó el Fax y su chirriante ruido. Casi paralelamente nacieron los primeros diarios digitales, los motores de búsqueda... Hoy vivimos en plena era digital, con la impresionante expansión de las redes sociales. 

¿A qué suena ahora el periodismo? A conexión. Es un sonido menos ensordecedor pero más constante: un email, un mensaje de WhatsApp, las notificaciones de Twitter... 'Bip, bis, bip'. El móvil, la tablet y el ordenador se sincronizan para avisarte de que algo nuevo ha ocurrido o está sucediendo. Estamos sobreinformados pero... ¿estamos realmente bien informados?

Los periodistas somos una especie de gestor que, como un profesor o un bibliotecario, tenemos que ser capaces de localizar rápidamente el dato más relevante, darle un discurso y contarlo de manera objetiva. Así que todos, en cierto modo, tenemos la responsabilidad de escoger bien esos gestores. 

El periodismo es en realidad una manera de ver el mundo. Cuando estudias la carrera aprendes  códigos éticos, la fórmula piramidal invertida para escribir noticias.... y al terminar te das cuenta de que tienes que seguir formándote en otros ámbitos como economía, derecho, cine, televisión...

Resulta que la carrera de Periodismo te da las herramientas necesarias para narrar, para contar historias, pero serán tus inquietudes las que te den los conocimientos para adiestrar la información que recibas... ya sea por 'teletipo' o redes sociales, o porque estés en el lugar de los hechos.